Mamás emprendedoras, mamás creativas

Mi historia


Somos muchas las mamás que decidimos quedar en casa y ocuparnos exclusivamente de nuestros hijos, dejando para más tarde la concreción de nuestros proyectos laborales y económicos. Por supuesto que son muchos los factores que favorecen esta decisión y nos dan el privilegio de poder hacerlo, como contar con una pareja que nos apoye económicamente. 
En mi caso la decisión fue total y consciente. Si bien nunca me había imaginado limitarme a poner mi título colgado en la pared y suspender mi vida social, económica y laboral durante tanto tiempo, me pareció lo mejor a decidir en este caso, en el que las circunstancias y mi esposo me lo permitían. Pensé que de nada me servía haberme capacitado para tantas cosas en la vida, si luego delegaría lo que más me importaba (la crianza de mi hija) en manos ajenas (capacitadas o no, pero ajenas). Sentí que deseaba quedarme con ella con todo mi corazón. Sentí que debía capacitarme para esto también. 
No voy a negarlo, semejante decisión me atemorizó, me turbó, me puso reflexiva, "auto-cuestionadora" y dubitativa. Me hizo sentir juzgada (acaso no lo sentimos todas las mamás, sin importar cual sea la decisión que tomemos?). Me hizo dudar de mi misma y de la coherencia de lo decidido. Me hizo preguntarme quien era ahora, desprovista de mi "ser social", encerrada entre cuatro paredes, sin tener que vestirme para nada, sin tiempo para mí misma, sin tener con quien hablar la mayor parte del día, más que con mi hija y en su lenguaje, muchas veces sin tiempo para arreglarme y sin tener motivo para hacerlo, viendo como mi generación (al menos gran parte de ella) se insertaba en el mercado laboral y gozaba de sus frutos económicos. 
La grata sorpresa fue comprender que al quedarme con mi hija tenía dos recompensas: la primera y más importante es su sonrisa, su día a día, su aprendizaje constante, sus cambios, su amor en forma de miradas, besos y abrazos, su ternura, la tranquilidad de saber que está totalmente contenida, la paz de tenerla conmigo. Y por todo eso agradezco cada día a Dios, a la vida y a Dante, por supuesto. 
La segunda recompensa fue comprender que no por quedarme en casa estaba anulada como persona, que a veces hace falta un poco de silencio y de una cierta soledad (aunque no es una soledad propiamente dicha porque siempre está mi hija conmigo, pero sí una "soledad social", por llamarla de algún modo) para volver a encontrarnos con nosotras mismas y con nuestra maravillosa creatividad femenina. 
Yo soy una fiel creyente de que la maternidad es una especie de trance, un momento decisivo y extremo que nos permite encontrarnos con nuestro ser interior oculto, guardado y hasta reprimido, con nuestros sueños postergados, con todo lo que siempre quisimos ser y no nos atrevimos. 
Yo me encontré con esa Mónica que ama escribir, que se derrama sobre el papel con sus experiencias, sus búsquedas, sus dolores, sus hallazgos y sus pérdidas, la que ama escribiendo, la que llora escribiendo, la que olvida, lucha, sufre, piensa y recuerda escribiendo. 
Y se que así como yo, hay otras mamás, otras mujeres que se encontraron en ese momento oculto que la maternidad les brindó, que encontraron esa mujer tímida que no se atrevía a salir por miedo a los prejuicios, que no se atrevía a renunciar a ser lo que los demás querían que sea. Se que hay mamás, mujeres que en este "encierro maternal" encontraron sus alas y su libertad. Se que hay mamás, mujeres que en este período de "no trabajar" encontraron el trabajo de sus vidas. Algunas incluso consiguieron hacer dinero con ello. Algunas incluso hoy viven de ese ingreso. Otras simplemente se regocijan al haber encontrado su esencia más pura... aunque sea por un momento. 

Sos una mamá emprendedora y creativa? Conoces a una mamá así? Escribime! me encantaría contar tu historia. 


2 comentarios:

  1. Anónimo7/7/14 00:36

    Me encanta lo que escribes, me identifico tanto. Yo igual nunca creí verme en esta situación, pensaba que cuando llegaran los hijos era fácil decidir regresar al trabajo y seguir mi vida. Pero lo cierto es que, no sé cómo ir a un trabajo y pagarle a alguien para que disfrute lo que yo debería de disfrutar. Los hijos son prestados y por un corto tiempo, desafortunadamente normalmente es en el tiempo en que nosotras somos más productivas. Sin embargo, ahora veo que la época que nos toca vivir podemos combinar maternidad y negocio propio, es cosa de buscarle, el internet es un gran escaparate, cómo dicen en mi pueblo "el sol sale para todos". Además de divertido e interesante puede uno llevarse grandes sorpresas de satisfacción personal y ingresos fiables.

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    1. Así es, yo también pienso como vos. Estar en casa con nuestros bebés tiene sus dificultades, pero sin lugar a dudas tiene también sus inmensas recompensas. Lamentablemente hay mamás que no pueden darse ese privilegio, y otras tantas que, pudiendo hacerlo, no lo eligen porque solo pueden ver el sacrificio y no el placer de compartir tantas vivencias con ellos. Un abrazo.

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